Publicado el 26-04-2006 / Edición Nº 4 / Año III

 














LA SIMULACIÓN SOCIAL EN EL ESPACIO LABORAL
por Serbia, Jose Maria
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Serbia, Jose Maria (26-04-2006). LA SIMULACIÓN SOCIAL EN EL ESPACIO LABORAL.
HOLOGRAMATICA - Facultad de Ciencias Sociales UNLZ
Año III, Número 4, V3
ISSN 1668-5024
URL del Documento : https://cienciared.com.ar/ra/doc.php?n=393
URL de la Revista : https://www.hologramatica.com.ar

RESUMEN:
Las transformaciones económicas y laborales a partir de los ´90 tuvieron consecuencias múltiples, entre ellas, se puede mencionar las que tienen que ver con las modificaciones que sufrieron las subjetividades y los comportamientos sociales. El contexto local se caracterizó, por un lado, por elevadas cifras de desocupación, subocupación y exclusión económica, y, por otro lado, por las multiplicaciones de las instancias de referencias de las identificaciones sociales. Este fenómeno, generado por factores que exceden al ámbito local, da lugar al surgimiento de diversos estilos de vida y la existencia de valores y actitudes que no son compatibles con el modo de vida organizado a partir de las exigencias de las organizaciones laborales.
PALABRAS CLAVE: simulación social, valores, estilos de vida.
ABSTRACT:
The economical and labor transformations from the ’90 had multiple consequences, among them, it can be mentioned those which have to do with changes in subjectivity and social behavior. The local context was characterized, in one hand, by high amounts of unemployment, subemployment and economic exclusion, and, in the other hand, by multiplications of referential instances of social identifications. This phenomenon, produced by factors that exceed the local territory, gives birth to the merge of different lifestyles and the existence of values and attitudes that are not compatible with the organized way of life set by the requirements of labor organizations.

Introducción

El trabajo, más allá de su relación con la reproducción material de los sujetos, fue una forma privilegiada que posibilitó durante décadas, a nivel social, la integración entre sus miembros, y a nivel individual, la organización de la vida diaria y el sostenimiento de la identidad. La falta de posibilidades de trabajo estable conduce a muchos jóvenes a buscar y aceptar oportunidades de empleos en instituciones laborales, las cuales exigen ciertas pautas de presentación personal y determinados valores que sean adaptables a las exigencias de estas organizaciones.

La población que forma parte del objeto de estudio del presente trabajo son  personas que configuran sus valores, creencias y consumos dentro de ciertos estilos de vida no convencionales, específicamente los llamados por Goffman (1998) como estilos divergentes, y, especialmente, los que se acercan, en parte, a las características de las personas que este autor denomina como desafiliados. Estos son sujetos que se definen por actuar de manera irregular y, en cierto modo, rebelde ante ciertas instituciones básicas (en este caso las organizaciones laborales).

Marco Metodológico

El problema que motoriza el presente estudio, enmarcado en un proyecto de investigación de doctorado de la UNLP y financiado en esta instancia exploratoria por la UAI, se manifiesta a partir de diversos comentarios de alumnos que establecen identificaciones con los mencionados estilos de vida, ellos mencionan que deben modificar su aspecto, su actitud y sus comportamientos al tener que trabajar dentro de grandes organizaciones formales.

El presente trabajo se enmarca en la perspectiva de la investigación cualitativa, y, específicamente, en el campo de los análisis de los sentidos de la acción. Desde el plano teórico, se ha trabajado con textos de microsociología, especialmente, con las categorías conceptuales de Erving Goffman.

El objetivo general del estudio fue analizar desde una perspectiva identitaria las experiencias laborales de personas que establecen identificaciones con estilos de vida no convencionales, y que han tenido vivencias en la búsqueda de trabajo y pertenencia en organizaciones laborales formales.

Como objetivos específicos se establecieron los siguientes:

Establecer las respuestas que estas personas elaboraron con respecto a su presentación personal ante las exigencias de las organizaciones laborales.

Comprender las significaciones que estas personas establecieron a partir de la contraposición entre el estilo de vida propio y el impulsado por su trabajo.

La hipótesis de esta investigación ha sido la siguiente: los sujetos con identificaciones personales vinculadas a estilos de vida no convencionales, al ingresar en los espacios laborales, se enfrentan con una fuente de conflictividad proveniente de los requerimientos organizadores inscriptos en la dinámica de estos espacios. Ante la coerción material y simbólica que estas organizaciones burocratizadas establecen con sus empleados, estos sujetos pueden llegar a adoptar estrategias de manejo de la presentación de su propia persona. Estos empleados desarrollarían significaciones y comportamientos de simulación social ante las exigencias laborales.

Se utilizó una muestra cualitativa, la llamada “bola de nieve”. Este tipo de muestreo puede centrarse, para la selección, en el hecho de que los sujetos requeridos hayan tenido alguna experiencia sobre el tema que se quiera investigar. En este estudio se seleccionaron personas allegadas a los entrevistadores o a aquellos que mantenían lazos de conocimiento por terceros, siguiendo los parámetros establecidos por Bourdieu (1999), quien en su libro La miseria del mundo, indicó a sus entrevistadores “… la libertad de elegir (…) entre sus conocidos, o entre persona a las cuales podían ser presentadas por éstos (…) la proximidad social y la familiaridad asegurándose de las condiciones principales de una comunicación no violenta.”

La técnica de elaboración de datos empleada fue la entrevista cualitativa. Se implementó una modalidad de entrevista semiestructurada, la que se concretó a partir de un guión previo, el cual contuvo ciertos núcleos temáticos, que fueron abordados flexiblemente. La entrevista cualitativa es un dispositivo de construcción de datos que utiliza uno de los recursos comunicativos básicos de la vida cotidiana, la conversación. Se produce un simulacro conversacional para obtener espontaneidad y una libre expresividad del entrevistado, este debe percibir el intercambio con el entrevistador como una conversación natural.

La técnica con que se analizaron los datos relevados fue el análisis de los sentidos de la acción (García Selgas, en Delgado y Gutiérrez, 1999). Este tipo de análisis tiene ciertas implicancias en el terreno simbólico, intenta detectar la importancia y el significado de las palabras circulantes en la entrevista o en los grupos dentro de un contexto global socio- cultural.

Modernidad, trabajo y subjetividad

La Modernidad se constituyó a partir de la transformación tecnológica y económica denominada Revolución Industrial. En este contexto el trabajador se insertó como un engranaje de una maquinaria fabril de escala masiva. Desde ese momento la “industrialización del mundo” se derrama en los intercisos de lo público y de lo personal, estructurando los diferentes espacios en los que se materializa la vida cotidiana del ser humano. La organización racional del trabajo se impone como un género de vinculación social caracterizado por una coerción física, moral y psíquica sobre la persona.

En el contexto de los últimos treinta años, al que Anthony Giddens (1997) y Ulrich Beck (2001), denominan Modernidad Tardía o Segunda Modernidad, se configura una situación de deterioro de las condiciones objetivas y subjetivas de vida, que asume rasgos distintos a partir de la contextualización de las dinámicas locales. García Delgado (1998) establece que en este período histórico se caracteriza por un “... doble movimiento que producen la crisis fiscal y el endeudamiento, el estado se retira de lo social y de lo productivo y apura una reconversión tecnológica que flexibiliza y margina una parte significativa de la población por no tener las capacidades para insertarse. El empleo deja de ser el gran integrador de la sociedad, configurando, por tanto, en este proceso sociedades duales o débilmente integradas.”  

Los especialistas en temas laborales establecen que las consecuencias de las modificaciones económicas y laborales impactan en las subjetividades locales en diferentes planos. El deterioro no es sólo en plano de la reproducción material, sino también en las tensiones emocionales que se generan en los sujetos y sus vínculos. Las condiciones de acceso a un puesto de trabajo formal se complejizan, los requisitos de idoneidad exigidos por estas organizaciones aumentan y se diversifican.

Las entrevistas de trabajo se constituyen en la primera prueba que la empresa le pone a los aspirantes al puesto ofrecido, estos deberán superar esta instancia, no solo a nivel del filtro formal de acreditar ciertas capacidades condensadas en sus antecedentes, sino que, además, tendrán que satisfacer las expectativas en un plano indeterminado y subyacente, el de las evaluaciones de sus disposiciones emotivas y de su presentación personal.

Según Richard Sennett (Sennett, en Giddens y Hutton, 2001), en la nueva etapa del Capitalismo, el vínculo identitario que se establecía a partir del trabajo se afloja, ya que la inestabilidad y la precariedad laboral modifica la relación entre el tipo de experiencia en el espacio empresarial y los valores y creencias que allí se generan, para que sean internalizadas, y que, están destinados a establecer la identidad personal de los trabajadores.

Procesos de constitución identitaria

En este estudio se trabajó en sintonía con las posturas interaccionistas, las cuales consideran al yo como una entidad reflejada. La identidad implica lo subjetivo y lo social, se establece y se sostiene a partir de las expectativas, los valores, las normas, las fantasías, las pertenencias, las exclusiones, las afinidades y las diferencias. Las identidades se vinculan a las concepciones de lo social y al registro de la propia posición dentro del orden social. Implican una construcción y una reconfiguración permanente durante un proceso subjetivo de participación en diferentes espacios sociales y sus lógicas, y a partir de la relación con otros sujetos significativos.

“La búsqueda de la identidad es la lucha constante por detener el flujo, por solidificar lo fluido, por dar forma a lo informe (...) sin embargo, lejos de disminuir el flujo, por no hablar de detenerlo, las identidades son semejantes a la costra que se endurece una y otra vez encima de la lava volcánica, que vuelve a fundirse y disolverse antes de haber tenido tiempo de enfriarse y solidificarse (...) la identidad experimentada, vivida, sólo puede mantenerse íntegra con la fuerza adhesiva de la fantasía, tal vez de la ensoñación”. (Bauman, 2005)

Siguiendo a Goffman (1998) se puede entender a la identidad personal por “… las marcas positivas o soportes de la identidad, y la combinación única de los ítems de la historia vital, adherida al individuo por medio de esos soportes de su identidad.”

Goffman establece tres instancias interrelacionadas que interactúan en la construcción de la identidad. La identidad social se produce desde de las expectativas e inferencias que en la interacción los otros hacen del “extraño”, a partir del conocimiento de las categorías sociales a las cuales se espera que este pertenezca (Goffman, 1994). La identidad personal implica un mayor o menor distanciamiento que la persona tiene con las características esperadas de la categoría social a la que supone pertenecer y que le permitirían una determinada identidad social. La identidad del yo, es un concepto que supone la  significación de las propias vivencias. A partir la  identidad del yo se pueden explorar las sensaciones, percepciones y sentimientos que las personas tienen con respecto a las señales desacreditadoras y al manejo de las mismas.

A partir de las definiciones anteriores se puede establecer el concepto de identidad laboral, esta se construye dentro de un proceso de significación caracterizado por la tensión y el conflicto, expresión de la constante lucha en el campo laboral. La identidad laboral es una parte de la persona que se remite a lo singular, pero que opera en el orden de lo intersubjetivo. En este contexto descrito de cambios y transformaciones en el mercado laboral, se produce una disrupción en los modos de significación pasados.

Presentación de la persona en el espacio laboral

A partir de Goffman (1994), se puede establecer que la presentación de sí mismo se puede analizar desde la relación hacia el otro, es decir, la forma de tratar a los demás, la deferencia, relacionada con las reglas de aceptación social; y desde el comportamiento hacia uno mismo - de la cual forman parte la vestimenta, el cuidado personal, el estilo y el vocabulario empleado.

Siguiendo a Goffman se podría establecer que el sujeto intenta al ingresar en una situación social, (o sea aquella que se concreta ni bien dos o más personas se hallan en una mutua presencia directa), producir en la potencial interacción social, la orientación y el manejo de su comportamiento, a fin de intentar controlar la impresión que los demás reciben de él; para ello, se vale de lo que este notable sociólogo denomina como actuación (performance).

Cuando esta actuación se ejecuta regularmente se conceptualiza con el término fachada personal, Goffman categoriza dos extremos en la ejecución de esta fachada, en un extremo, el comportamiento del sujeto es llamado convencionalmente sincero, y en el otro, el que interesa en este trabajo, se encontraría el comportamiento cínico, este es caracterizado como aquel que se da cuando, “... el individuo no deposita confianza en sus actos ni le interesan mayormente las creencias de su público (...) el cínico (...) puede obtener placeres no profesionales de su mascarada ...” (Goffman, 1995). Este proceder desemboca en un proceso de manejo de la apariencia, lo que Goffman (1994) denomina simulación social en la presentación de ciertas personas.

Es muy importante tener en considerar lo que establece David Le Breton (2002), según él, y en sintonía con Goffman, la imagen que se transmite al otro, en determinado contexto, implica una vinculación muy fuerte con el orden moral; esto es el sistema o código normativo que cohesiona al orden social y que vuelve previsible el comportamiento del otro y de uno mismo.

“La presentación física parece valer socialmente como una presentación moral. Un sistema implícito de clasificación es el fundamento de una especie de código moral de las apariencias que excluye toda inocencia en la apariencia. Inmediatamente, convierte al poseedor del hábito de un moje indiscutible. La puesta en escena de la apariencia deja librado al actor a la mirada evaluativa del otro y, especialmente, al prejuicio que lo fija de entrada en una categoría social o moral por su aspecto o por un detalle de su vestimenta, también por la forma de su cuerpo o de su cara. Preferentemente, los estereotipos se establecen sobre la base de apariencias físicas y se transforman rápidamente en estigmas, en signos fatales de defecto morales o de pertenencia a una raza.” (Le Breton, 2002)   

Para profundizar y diversificar temáticamente esta aproximación se puede presentar, también, el concepto goffmaniano de estigma. Este concepto alude a un atributo desvalorizado, a partir de la visión que se establece en la presentación de la persona, al estar presente ante otros, dentro de una interacción social. Los símbolos de estigma, o sea “…aquellos signos especialmente efectivos para llamar la atención sobre una degradante incongruencia de la identidad, y capaces de quebrar lo que de otro modo sería una imagen totalmente coherente, diminuyendo de tal suerte nuestra valorización del individuo…” (Goffman, 1998), se contraponen a los símbolos de prestigio.

El encubrimiento se produce cuando alguien es consciente de ser portador de un tipo de estigma. La apariencia de normalidad y aceptación es gratificante, el proceso que lleva al ocultamiento de signos desacreditables, pasa por conocer o intuir el punto de vista de “los normales” y porque él está descalificado. El encubrimiento se relaciona con el enmascaramiento. El individuo es desacreditado en lugar de desacreditable. Es conciente de la portación de los signos de estigma, pero estos, en cambio, son conocidos por los otros; a pesar de lo cual, intenta participar en la mayor medida posible en la interacción, y para ello buscará reducir los estereotipos asociados a un estigma, restringir la exhibición de los defectos más identificativos (técnicas asimilativas) y organizar situaciones sociales en las que los signos de estigma reduzcan su efecto convencional a esa situación.

Tanto el desacreditado como el desacreditable emplean técnicas similares para llevar adelante sus objetivos, ya que el enmascaramiento, es una técnica que es similar en su forma de ejecutarse al la del encubrimiento, usado por quien oculta un estigma, el desacreditable, y, puede serle útil al desacreditado para amortiguar el trato frente a quienes lo conocen.

Simulaciones laborales

En esta instancia se presentan los discursos que expresan las subjetividades de las entrevistas a personas con características ajustadas a los objetivos de este estudio. Las características de estos relatos determinaron, en parte, la inclusión y desarrollo de los conceptos presentados a lo largo de los textos que preceden a este capítulo.

Encubrimiento y enmascaramiento

Se presentan experiencias que dan cuenta de procesos de manejo de la fachada personal. Julieta (26 años) explica un proceso de encubrimiento:

- eh…bueno modifiqué mi vestuario, tengo ropa que es la aceptable, la que me tengo que poner para acceder a un puesto de trabajo, esa ropa que es la esperable para la empresa, el negocio o el lugar de trabajo, pero te vuelvo a decir que no me gusta para nada vestir así, me siento incómoda, me gustaría poder arreglarme, ir bien vestida pero con mi estilo personal no tener que cambiar nada.

- tenés un tatuaje y un piercing...

-  y mira el tatuaje para algunos trabajos es un condicionante, pero siempre trato de taparlo, por suerte tengo el pelo largo, y bueno trato de acomodármelo de una manera que el tatuaje quede escondido, ya que también tengo que arreglarme el pelo, así tipo fashion para mi gusto, mato dos pájaros de un tiro, y con respecto al piercing, no tengo problemas.

Mariela (21 años) cuenta una experiencia de encubrimiento personal, grupal y de una de las autoridades. Se puede observar que su performance personal radicó en el manejo de glosa corporal:

-¿Cuál fue tu primer trabajo?

-Mi primer trabajo fue como encuestador para una consultora.

-¿Qué hiciste para quedar bien los primeros días?

-Me acuerdo que el primer día me fui vestido de camisa, y...pantalón de vestir y cuando llegué estaban todos de jean y chomba. Así que el primer día ya en la vestimenta la pifié, quise quedar bien con la vestimenta y me salió mal y después nada...ser...amable, hablaba poco para no meter la pata y...nada, poner cara de que aprendía, de que estaba prestando atención.

-¿Te gustaba ese trabajo?

-Para nada, para nada, para nada.

-¿Qué hacías para disimular que te gustaba?

-En realidad no sé cómo hacía para disimular, era una cara de póquer, porque todos los días salía con mala cara de mi casa y tenía que transformarme completamente porque no podía convencer a nadie con mala cara de que me contestara las preguntas, así que era una carga mucho mayor de lo que parecía, pero para disimularlo...no sé...hacía chistes con los compañeros de trabajo...ehh...me mostraba compenetrado en las tareas que les daban a la hora de mostrárselo a los jefes, más o menos con eso la piloteaba.

-¿Cómo era tu relación con las autoridades?

-Con mi jefe inmediato la relación era buena, es decir, no era una relación real, él la tenía que pintar que era amigo nuestro para poder crear ese vínculo  de amigo-jefe y además por parte mía la relación tampoco era real, porque no teníamos ningún vínculo ninguna conexión, a no ser el trabajo y yo cumplía y...pero con los jefes superiores era...era todo un poco más raro porque...ni siquiera sabían nuestros nombres ni apellidos, a penas recordaban nuestras caras pero ...ehh… trataban de conseguir ese clima cordial y amigable de que nos conocemos y somos todos del mismo equipo, de que nosotros nos pusiéramos la camiseta de la empresa...

Vanina (24 años) da cuenta de un proceso de enmascaramiento y una negociación del sentido con las autoridades de la organización en la presentación de su persona:

- eh…mal vos te sentís presionado porque vos no sos así, tenés que ser como qué sé yo actuar viste qué sé yo, ya que te digan como te tenés que vestir te jode, a cualquiera le jode, cada vez que iba a entrevistarme ponele, el tipo este me mandaba a llevar plata  a otra casa de juego de dormitorios a entrevistarme con el dueño o al revés, me daban guita y yo tenía que llevar, hasta los sueldos de los tipos de la fábrica y bueno eso implicaba que yo suponete que me tenía que entrevistar con otro dueño de otro lugar y a veces me decía viste, bueno a ver si te vestís bien que sos linda qué sé yo no te vas a poner esa ropa porque ¿viste?, a mi me re-jodía yo me cagaba de risa, y trataba de usar qué sé yo una ropa más o menos, a veces no le daba mucha bola pero al tipo, yo sabía que no le gustaba y bueno, trataba de mantener algunos gustos míos ¿viste? porque si no, no podía ser yo qué sé yo me iba a sentir re-mal entonces algunas cosas le daba el gusto para que se quede tranquilo, otras cosas ya te digo yo…no me iba a sacar los piercing o nada de eso y bueno te podía cambiar no sé, por una pollera larga o algo así puede ser.

Cristian (28 años) da cuenta de una situación donde se pasa de una situación de encubrimiento a una de enmascaramiento fallido:

- sentís que pudiste mantener el trabajo a pesar de cambiar...

- no, no porque llega un momento, me canso de ser, de actuar, básicamente actúo hasta que me harto del papel y empiezo a ser yo y cuando empiezo a ser yo cambia todo, siempre.

- algo o alguien te hizo notar que ya no ibas tan arreglado como esa vez que ibas a buscar el trabajo?

-  fui de traje y corbata a pedir un laburo que era de promotor de ventas y que sólo porque fui de traje y corbata terminé siendo supervisión, en ese trabajo a medida que empecé a trabajar, empecé a mutar hacia mí, no traté de dejar el disfraz pero bueno no pude, no pude, me tuve que ir.

Pablo (24 años) evidencia el mismo proceso con resultados positivos:

- a lo largo de tu permanencia en trabajo fuiste respetando lo que te habían exigido o pudiste cambiar algo ?

- al principio respeté, respeté las normas del trabajo, pelo corto, bien aseado, afeitado, bien vestido, pero ahora ya hace diez años que estoy trabajando acá y este… eso es como que da una cierta inmunidad por que a medida que fue pasando el tiempo este… de repente me pude poner un arito, me miraron con mala cara pero… es como que los años que estoy ahí adentro, este… me dan esa inmunidad, eh… ellos qué sé yo si me llego a dejar el pelo largo ahora o voy vestido  con pantalones rotos no creo que me echen del trabajo porque este… no creo que me indemnicen entonces bueno eso me da una cierta libertad no?

Cecilia (22 años) cuenta cómo manejó su fachada personal y pasó del encubrimiento al enmascaramiento:

- y mirá, en un primer momento iba sin el piercing, sin pintarme las uñas, me hice un corte de pelo y un color aceptable, normal, pero a lo largo de estar trabajando ahí sentí la necesidad sí, no sé cómo explicarlo, no sé de tener algo propio, mío en esas ocho horas de trabajo. Así que de a poco comencé a ponerme aros, después a dejarme el pelo como me gusta, sin querer también cuando llegaba al local y me ponía el uniforme me olvidaba de sacarme los anillos, que no tienen nada del otro mundo pero no coincide con el perfil de las chicas que trabajan ahí y tampoco obviamente con el perfil del local.

Recursos sociales  y anticipación de la presentación personal

Se expone un caso donde la persona asistió a la búsqueda de trabajo sin los recursos, sociales y cognitivos, que le hubieron permitido anticipar lo que le ocurrió en repetidas ocasiones. Cristian (28 años) representa un ejemplo de la falta de anticipación en el manejo de la presentación de su persona:

 -¿Cómo definirías vos tu forma de vestir, tu estilo?

-  No me fijo qué ropa ponerme, a veces si tengo que ir algún lado me fijo en ponerme algo presentable, pero sino no me interesa la ropa, si ando con cosas rotas no me importa , pero para ir a buscar laburo siempre tenés que disfrazar, he ido a buscar laburo, como me visto siempre  y te cortan la cara, o directamente cuando ya estas en la sala de espera vamos a decir con otros postulantes más, están todos de traje y  corbata y por lo general el único delirio soy yo, pero todo bien te toman entrevista, una que otra vez me han dicho hubieras venido con un traje era mejor qué sé yo, pero sin traje no me tomaron nunca en ningún lado, pero ahora disfrazándome siendo una persona de camisa y corbata si, te ven diferente, te atienden de  otra manera, es más le preguntas algo...

- ¿Qué es de otra manera?

- de otra manera, totalmente diferente caminás normal por la calle le preguntás la hora a alguien y te corta la cara, vas de saco y corbata y le preguntas la hora a alguien y te la da.

Sin embargo, durante el mismo registro se verifica que el entrevistado aprendió las reglas de juego; la experiencia en esos espacios laborales aumentó su conocimiento sobre cómo manejarse:

- cómo supiste que tenías que vestirte de otra forma?

- te chocás, te chocás cincuenta mil veces con entrevistas que te decían que tenías todo el perfil, y todo eso, pero no te tomaba porque no tenías un traje puesto, no estabas disfrazado, es más he ido una vez  a una entrevista donde yo sabía que era para una cosa totalmente diferente, que era para manejar unos camiones y me fui de traje y corbata a propósito, y creo que fui el único que fui de traje y corbata y creo que fue al único que tomaron, sólo porque tenía el traje y la corbata, porque había gente más capacitada que yo.

-  después ¿importó que vos tenías el traje y la corbata cuando hacías ese trabajo?

-  no, importó sólo para mostrarme, como para dar la primera impresión de que vas con traje y corbata, que vas arreglado, como una máscara que te tenés que poner

La situación anterior se contrapone con la de Axel (26 años), este se puede reconocer como un caso donde la información previa, producto de una socialización anticipadora, permitió la predicción de las exigencias de presentación:

- la idea era ir a buscar trabajo, y también era una cuestión de que me iba a recibir, me iban a entregar el diploma y lo que mis viejos idealizaban de mí, que se toman las cosas en serio entonces me afeité, me corté el pelo y fui a la entrega de diplomas, con corbata, jeans, y bueno la idea era buscar trabajo y como trabajo no conseguía, seguía estudiando porque no tenía muchos problemas económicos, me empecé a dejar el pelo largo otra vez, un poco largo, después cuando mi papá se queda sin trabajo me corto el pelo de nuevo para hacer un estereotipo del tipo que va a buscar trabajo y bueno a partir de eso venderme como persona para conseguir trabajo.

- contame cuál es el estereotipo de la persona que va a buscar trabajo según tu punto de vista, no ?

- y, o sea, yo lo que buscaba en primer momento trabajo y después trataba de buscar algo, un trabajo administrativo, un trabajo que dentro de todo pueda estar tranquilo, sentado, y bueno para este tipo de trabajo yo pensaba que con un saco, una corbata, una camisa, con colores acordes, azules, blancos, grises, un jeans oscuro por ahí o un jeans azul, con el pelo corto, afeitado, con ese estereotipo ir a buscar trabajo.

- y dónde aprendiste vos, que ese era el estereotipo para ir a buscar trabajo?

- yo había hecho un curso cuando estaba en el secundario, eh…para ir a buscar trabajo, más que nada el curso hablaba de los modales, de cómo construir el currículo, pero también se bajaba línea en cuanto, el cómo vestirse, entonces bueno, se decía que había que ir pulcro, perfumado, con barba rasurada.

-  te lo dieron en el secundario ?

- sí, cuando era,  o sea, a nosotros el curso nos lo plantea una profesora, que se estaban dando los cursos para insertar a la gente a la búsqueda de trabajo, el curso apuntaba a eso, a detalles que hay que tener en cuenta, por ejemplo en una entrevista no podés decir que te gusta el mate, más bien decís café, porque estás dejando una opinión al tipo; y va a tomar al que toma café, porque esa persona se ocupa de ella misma y no esta preocupada por darle a otra un mate.

Se puede tomar como referencia a Lucía (27 años) como ejemplo del uso de los  recursos previos para optimizar la efectividad en la presentación personal:

- a nivel laboral qué es o qué te restringe, es explicito, implícito ?

- no, yo creo que hay muchas cosas que son explicitas, por ejemplo el piercing en la boca es una cosa que yo para ir a una entrevista de trabajo me la saco, porque pienso que para algunas personas, que si es la primera impresión que tienen en una entrevista, tal vez no sea lo que mejor de una impresión de lo que soy yo y a otros niveles, las entrevistas de trabajo pasa mucho por la estética que lleva uno, y por más que uno esté recontra capacitado, la estética te coarta un poco, uno cuida un poco eso, la manera de vestir que no sea muy colorido, que no haya muchos accesorios, son importantes, y de hecho me lo han dicho personas que trabajan para recursos humanos.

- de dónde adquirís vos ese conocimiento, quién te lo dijo?

- es una cuestión familiar, muchas cosas, por ejemplo mis primeras entrevistas laborales tuvo mucho que ver mi familia, y desde siempre ellos fueron muy rigurosos, muy detallistas en la estética, en lo que decís, mi papá sobre todo, o sea, si uno va adquiriendo ciertos conocimientos a partir de cada vez que vas más a entrevistas de trabajo, se adquiere con el tiempo, pero tenés pautas marcadas desde el principio.

Conversión, adaptación cínica o rechazo

La identidad laboral de los portadores de signos de descrédito visualizan el núcleo de acción en el espacio de trabajo asociado a la tarea en sí misma, a las competencias exigidas por ella, y no por la formalidad de la presentación exigida. Las reacciones de los entrevistados variaron en tres tipos de comportamientos típicos.

En primer lugar se presentan un proceso de adaptación, o mejor dicho, de conversión, a través de este el sujeto se distancia del comportamiento cínico, en cuanto a su presentación personal. Lentamente, la persona se va integrando a la institución laboral, a sus valores, estéticas y exigencias. Se exponen registros que lo ejemplifican, Lucio (30 años) da cuenta de  un cambio personal superficial, producto de los condicionantes económicos, y el de un tercero, su jefe, que expresaría una conversión profunda: 

- cuando uno entra en empresas tenés que tener tu vestuario y a lo largo del tiempo llega un momento que tu vestuario es ese el del trabajo, entonces ya no tenés ropa fuera de eso.

 - y si vos hacías amistades, ¿con esas personas podías expresarte?

- no, lo que pasa es que no te das cuenta, te mimetizas, el sistema te chupa y pasás a ser uno más, estaba el gerente marketing que una vez vimos una foto de su época hippie en el que era un adolescente con el pelo hasta la cintura y no lo podíamos creer, las multinacionales te hacen creer que vos vas a ascender y a pasar a tener una oficina con más metros y con vista al frente si tenés un traje de Armani, eso te lo manifiesta recursos humanos, vos tenés también que según tu puesto cambian los modelos de auto, hay compañías que te dan el auto y otras que te dan la plata para que te lo compres, entonces ellos a parte de ascenderte te dan otro tipo de auto, de oficina, el sistema va conformando la imagen.

Diego (22 años) cuenta que su proceso de conversión:

-  ¿cómo fue este cambio, fue para el lado formal ?

- si fue para el lado formal, pero también mi novia siempre me decía que me pusiera una camisa cuando salíamos, y bueno ella también fue  una influencia, cuando me fui a comprar ropa ella me ha ayudado, en los colores, camisas, el tema de la formalidad también se lo debo a ella no sólo al trabajo, al trabajo últimamente, tampoco quería quedar tan afuera del resto, es una institución publica.

- alguien en tu trabajo notó esta diferencia del cambio de imagen?

- sí, sí, me lo dicen, pero todo bien como aprobación.

- decís para no quedar afuera, qué quiere decir que los demás están vestidos formales?

- no hay gente que se viste formal e informal, más que nada es que probé y me gustó, me siento cómodo, más que nada la decisión es propia mía.

En segunda instancia se halla otro discurso, el de Cristian (28 años), en el que se ve el paso de la adaptación cínica al rechazo de las normas del trabajo formal:

- notaste que algo o alguien te hizo notar que ya no ibas tan arreglado como esa vez que ibas a buscar el trabajo ?

- sí, en una empresa que se llamaba eeh, no me acuerdo una fábrica de pastas muy grande en zona sur, que yo fui de traje y corbata a pedir un laburo que era de promotor de ventas que sólo porque yo fui de traje y corbata terminé siendo supervisión, eh supervisor de este lugar, y en ese trabajo a medida que empecé a trabajar, empecé a mutar hacia mí, no traté de dejar el disfraz pero bueno no pude, no pude, me tuve que ir.

- cuando vos me decís eh que vas en  contrario de lo que hace la mayoría de la gente o todo el mundo, a qué te referís básicamente?

- cuando voy laburar, yo me siento como un esclavo, o sea por más que la esclavitud se haya abolido hace un montón, me siento esclavo de un papelito de color, o sea que tengo que ir cambiar mi personalidad, cambiar mi forma de vestir, eh cambiar yo para obtener papelitos de colores, para estar dentro de una sociedad, que básicamente lo hice cuando tenía la cabeza en otras cosas, pero hace cuatro años que decidí dejar de hacerlo…esa simplicidad, en vez de poner el cuerpo o lo que llevo vestido pongo la cabeza y sólo por poner la cabeza ahí yo puedo hacer cosas sin necesidad de disfrazarme de otro, para hacer algo.

- tenés tatuajes?

no, no tengo tatuajes porque si tuviera tatuajes y quisiera trabajar en una empresa no podría, porque no sé si vos sabés que todo preocupacional cuando, cuando vas a hacerte estudios lo primero que te miran es si tenés tatuajes, o si tenés aritos, y son todas condiciones en contra, yo me acuerdo un día habíamos tenido una entrevista por teléfono con una persona y le había caído bien sólo por verme, por escucharme, no por verme, y cuando me fui a presentar al trabajo fui formal, no roto ni sucio ni nada, fui bien vestido, este.., pero no llevé traje y corbata y apenas me vieron me dijo, te hubieras traído un traje ¿cómo vas a venir así?, no ves que así no te puedo presentar a los jefes, que esto que el otro, y bueno yo le aclaré que a mí me habían tomado por lo que yo había hablado por teléfono y no por el traje y la corbata, nunca me vio el traje y la corbata, este.., y bueno como no llevé traje y corbata no.., tuvimos una pequeña discusión, intercambio de palabras y bueno nunca trabajé en esa empresa.

Cecilia (24 años) evidencia un proceso de cambio que puede llevar a una situación de rechazo latente de las reglas de juego del empleo formal:

- y mirá, en un primer momento iba sin el piercing, sin pintarme las uñas, me hice un corte de pelo y un color aceptable, normal, pero a lo largo de estar trabajando ahí sentí la necesidad, si no sé cómo explicarlo, no sé de tener algo propio, mío en esas ocho horas de trabajo. Así que de a poco comencé a ponerme aros, después a dejarme el pelo como me gusta, sin querer también cuando llegaba al local y me ponía el uniforme me olvidaba de sacarme los anillos, que no tienen nada del otro mundo pero no coincide con el perfil de las chicas que trabajan ahí y tampoco obviamente con el perfil del local.

- como es tu relación con tus compañeras de trabajo

- con las chicas me llevo re-bien, a pesar de que son super diferentes a mí, pero bueno las veo en el horario de trabajo, donde somos todas iguales, creo que de una forma u otra todas estamos actuando, porque no podemos ser nosotras mismas, sino que tenemos que ser de la manera que coincida con el perfil de la empresa, tenemos que ponernos la camiseta.

- o sea que cambiaste tu estilo por un tiempo 

- sí, cambié mi estilo, pero no radicalmente, hay cosas creo que por más que me las impongan, y por más que necesite el trabajo no las puedo cambiar, no las puedo disimular, creo que terminas enloqueciendo, porque esa persona que esta trabajando ahí ocho horas que es bastante tiempo, no es ella misma, a no ser que te creas tanto el papel que te olvides de lo que eras y te conviertas en esa persona que la empresa determina que tenés que ser.

Por último, el comportamiento cínico aparece en Vanina (24 años):

- como en todas las casas que hay poco laburo, y te joden cuando vas a buscar laburo te joden con el aspecto, eh…como hay mucha demanda ya sabés lo que van a elegir una mina flaca, alta, rubia, así tipo Barbie ¿viste?, si no tiene en cuenta capaz que esa mina tiene menos capacidad que vos, ya te digo este… dirán que soy media rara pero… soy responsable en el laburo, para mí una cosa no tiene nada que ver con la otra, pero te ven y… ya mirás la fila cuando estás esperando las entrevistas (risas) que como uno es con respecto a las que van a buscar laburo, pero bueno yo soy así y ya te digo pienso que puedo demostrar mi capacidad de… si me dan la oportunidad ¿no?.

- creés que la selección de trabajo es discriminatoria?

- sí más vale, hoy te discriminan a todos al chueco, al negrito, a la gorda, al dark, como yo a todos, es como que estos son los que no van a entrar en este mercado ¿viste?.

- a qué mercado te referís?

- y al, a ese mercado laboral que no es como uno, y es encima los que tienen la guita algunas empresas que para laburar te piden desde que midas 90-60-90, taquitos altos qué sé yo re-careta ¿viste?, eh… es como que, hoy todo lo que vende lo que ellos creen como lindo, como aceptable, para mí es re-lindo vestir como visto, pero bueno se ve que para ellos no, en ese mercado no entro yo.

- pero vos con esta postura no estás discriminando, te auto-discriminas?

- no, yo no me auto-discrimino a mí me encanta como soy yo, pero al momento que vas a buscar laburo ellos te hacen sentir de esa forma, mal, no sé por qué sos diferente, me parece que no saben respetar qué sé yo como es cada uno, porque si hubiera más respeto, a mí no me importa si vos vestís de una manera o de otra, a mí no me tiene que gustar todo lo que vos tenés puesto, si mientras te guste a vos es suficiente, mientras que seas qué sé yo, limpio, mientras que seas honesto, esas cosas no se ven en la ropa ni en el color de la ropa ni en el color de uñas eso, no sé te tienen que conocer para saber cómo podés ser.

Pablo (26 años) da cuenta de sus sentimientos ante los controles sociales y su respuesta de adaptación cínica:

- y cuándo decidiste cambiar?

- y bueno decidí, a medida que fue pasando el tiempo fui madurando y cambiando mi estilo, primero me corté el pelo, este… en mi primer trabajo efectivo dependiente este… me obligaron a cortarme el pelo, como yo tenía necesidad de trabajar bueno me corté el pelo, pero no corto, corto, me lo escondía debajo de la camisa para… y después pasó el tiempo y me lo corté, me lo corté cortito y bueno…

- por qué lo decidiste?

- estaba cansado de que me discriminaran, estaba cansado de que me miraran raro cuando viajaba en colectivo, la gente que viajaba me miraba extraño por el pelo, por mi forma de vestir, que me digan en mi trabajo todos los días que si no me cortaba el pelo al otro día tenía que, no iba a poder estar trabajando y bueno a parte tenía, tengo una nena chiquita y tenía miedo de perder el trabajo.

Controles sociales en la presentación

En los casos donde las reglas son informales se constata como los controles ejecutados por la organización son implícitos, sutiles. Mariano (26 años) evidencia el ejercicio del control social explícito, no sólo sobre un signo convencional de estigma, el piercing, sino también sobre la exigencia de una determinada postura corporal:

- Tenía una entrevista de trabajo, que pedían mozos y pedían lavacopas, yo postulé para el de mozo y me preguntó si yo tenía experiencia … le dije que experiencia no tenía, me dijo, bueno que no importa porque nosotros estamos buscando a personas con experiencia pero vamos a tomar uno sin experiencia obviamente la paga va a ser menos, me dijo que por mi piercing, yo en ese momento tenía uno solo en la ceja me dijo que no iba conmigo me lo tenía que sacar y tener que estar siempre formal, derecho, no como estás ahora yo estaba medio doblado, pero es que no me di cuenta o sea, estás hablando de lo más tranquilo o sea, con una persona estaba bien estaba cómodo y me dijo eso y ya para abajo, me trabé para hablar me quería matar.

En cambió Paula (24 años) presenta un registro reflexivo sobre un control social implícito ejercido hacia ella:

- mi postura en ese momento era distinta pero después medio como que te transforma ¿viste?, es como que también estás en una instancia como que estas siendo evaluado  eso es un condicionamiento muy grande este… y sí ya te digo el, el lugar, el ambiente, las personas que tenés enfrente tuyo, todo eso hace al, al como te sentís son, son, son miradas que se sienten, que te condicionan es verdad eso.

Estigma y estereotipo

Una serie de signos o la presencia un signo altamente desacreditador puede generar un proceso en los otros que conecta en la subjetividad de estos con una constelación de modelos estereotipados acerca de cómo interpretar esa señal y conlleva una valoración moral del analizado. Para dar cuenta de cómo juega el estereotipo y la visualización del estigma se presenta el caso de Gustavo (27 años), quien portaba signos de estigma como empleado, pero también relata su mirada como empleador:

- ¿cuales son tus gustos estéticos, con qué o quiénes te identificas?

- sueño con haber sido un surfer en otra vida, y entonces me gusta mucho usar esa ropa y como también estoy al frente de una empresa, también tengo que cambiar mi forma de vestir y según el lugar donde estoy. Si tengo una entrevista con otro empresario tengo que ir de traje porque es una cuestión lógica, porque si uno va vestido como se le canta, como la otra persona no te conoce … la imagen es lo que cuenta, entonces para tener una buena… para caer bien a alguien tenés que ir entre los parámetros razonables de vestimenta para una entrevista con otro empresario, en cambio, si tengo que ir a hacer un trámite o ir al banco tengo que ir vestido como un trabajador, no como un surfer, pero tampoco de traje. O sea que cada lugar tiene su… su forma de presentarse digamos.

 - decís que cada lugar tiene su lógica, de dónde lo aprendiste …

- Y… mi viejo me lo dijo en su momento, pero no de esa manera sino que yo salía a repartir, iba a una villa entonces iba como un villero, entonces mi viejo me decía que no podía ir como un villero porque estaba representando a una empresa, entonces ya con esa base, él más o menos me dio a entender que depende con quién vaya y a qué vaya tenés que ir de una determinada manera y bueno desde que yo estoy en la empresa me doy cuenta que es así. Es una realidad.

- Y antes, cuando vos no estabas al frente de la empresa, le dabas tanta importancia a la imagen?

- No, al contrario. De hecho me puse un aro en la boca porque se me encantaba e igual tuve muchos problemas con mi viejo por eso, tuve épocas de cortarme el pelo y dejarme una cresta, no muy zarpada pero una cresta al fin, y… no, no al contrario no le daba pelota a la imagen.

- El aro nunca más lo volviste a usar …

- No, porque me sentiría incómodo, o sea me sentiría incómodo en el sentido en que si me pongo un aro no me lo saco, y si no me lo saco no me vería como para estar al  frente de la empresa. O sea, no veo que sea una imagen seria para darle a una persona que viene a esta empresa a ofrecer o a comprar.

- alguna vez saliste a buscar trabajo antes...

- sí.

- cómo salías a buscar trabajo, vestido cómo?

- vestido de forma como esa época en la cual estaba, tenía 20 años, como pendejo no sos consciente de que vestido de cualquier manera no te dan laburo, por eso no pegué ningún laburo, tuve que volver a la empresa familiar.

- Y en las entrevistas que tuviste, ¿notaste algo, que te miraban distinto por como estabas vestido?

- totalmente, de hecho había un tipo de traje al lado mío, y yo había dejado el currículum mío, yo estaba seguro que el currículum mío iba a la basura y el del otro tipo por lo menos lo iban a leer. Cuando ven tu imagen, piensan que vas a llegar tarde todos los días, que no sos serio y directamente ni se gastan en averiguarlo, te desechan directamente y de hecho, ahora que yo estoy al frente de la empresa tengo que tener esa visión también.

- con este tema de la selección que haces …sos como con los demás

- depende el laburo para el cual yo esté tomando gente. Si estoy tomando gente para estar dentro de la fábrica no me importa si tiene aros o sea gay, que tenga HIV, no me interesa, no hay discriminación. Porque está adentro de la fábrica y no lo ve la gente, ahora si tiene que salir a vender, no puede tener aros en la cara, no puede tener el pelo largo, por el solo hecho que vos vas a vender, es así. Si vos vas a vender un producto vas a entrar por la imagen y después vas a tener el nombre para hacer y vender todo lo que quieras. Pero si no entraste con la imagen, directamente ni te escuchan entonces necesitás otro tipo de target, ahora si es un pibe que sale a la calle a repartir mercadería como salía yo a la villa, también puede tener arito, ser gay, total..., o sea no tiene que ir a ver una gente en especial, tiene que manejar un vehículo, bajar mercadería, cobrar y punto.

- cómo le hacés notar a ese chico que tomás, supone que tenés una persona que te parece que va andar bárbaro para el trabajo, pero se viste de forma que a vos no te gusta

- le comento: “mira el trabajo es para esto, vos necesitas vestirte de otra manera, ¿te sirve?  ¿Podés?” Si el pibe, en un tiempo responde a sus tareas en cuanto al trabajo práctico, a la tarea diaria, está todo bien. Pero si yo le propongo cortate el pelo, y si el flaco no se quiere cortar el pelo lamentablemente, no lo puedo tomar. O lo tomaré para otro rol, donde no importe. Pero, hay que tratar de cambiar la persona como personaje, como imagen, no como persona para que encaje en lo que uno quiere.

- Si no encaja dentro de la estructura?

- Y a mí no me sirve, a la empresa no le sirve. Yo como dueño de la empresa no puedo tomar alguien que no sirva para la empresa, no es que no me sirve a mí. Si no le sirve a la empresa, si no le rinde a la empresa está fuera…

Conclusiones

Las personas que configuran sus valores, sus motivaciones y sus consumos a partir de ciertas pautas de vida y de presentación personal no convencionales, encuentran dificultades en la búsqueda de un empleo formal. Su apariencia es un serio obstáculo, que repercute en sus posibilidades de ingreso a las organizaciones laborales. Las estrategias, adaptaciones y resistencias que las personas llevan adelante en sus interacciones intervienen activamente en todo proceso de interacción.

Las instituciones laborales, poseen dispositivos variados de resocialización intermedia, por intermedio de estos exigen y supervisan ciertos criterios en la fachada personal que deben presentar sus empleados. Se establece un cruce entre los elementos que configuran la identidad personal y los que son requeridos por las normativas, explícitas e implícitas, acordes al proyecto institucional de la organización. El éxito o fracaso de este intento dependerá de las “destrezas” de los sujetos ingresantes para amoldarse o encubrir sus identificaciones.

Los sujetos que poseen estilos de vida que, a pesar de no ser coincidentes con el mundo del trabajo, no chocan entre sí en lo sustantivo, sólo en lo estético, y la comunidad laboral se vivencia como una comunidad de guardarropa (Bauman, 2005), ya que se comparte los valores finales y se complementan instrumentalmente con lo exigido por el mundo laboral, como por ejemplo adquirir un ingreso o  recursos monetarios para el consumo bienes y servicios.

El éxito del sujeto para manejarse en diferentes espacios sociales dependerá del tipo de socialización, esto es, del variado abanico de repertorios y elementos que durante la misma se le haya brindado a la persona. La ocultación del estigma que suele ser situacional. Estigmatizado y normal implican límites no del todo claros, dependerá de los entornos y las exigencias de ingreso y permanencia que allí se hayan condensado.

En cambio, hay otros individuos que experimentan un replanteo de la decisión tomada y por ende su permanencia en estos espacios es más conflictiva y reducida.  La fachada personal es manipulada para ocultar o minimizar aquellos signos desvalorizados y concretar la integración a la “normalidad” del entorno y a las miradas de los “otros”. La necesidad de integrarse a un entorno no compatible se debe a factores económicos, sociales y simbólicos. No hay una vergüenza por ser portadores de signos de descrédito, ya que sólo en ese mundo del trabajo éstos tienen esa significación, en su mundo son parte de la normalidad.

El actor, desde esta perspectiva, podría parecer alguien con amplios márgenes para desarrollar habilidades estratégicas de recomposición de los recursos dispuestos por las estructuraciones institucionales. Habría que establecer que las regulaciones institucionales intentan impedir o la limitar la improvisación o creación de estas maniobras estratégicas, que están implícitas en los actos de resistencia o simulación en los espacios institucionales. Por lo tanto, este sería un actor que se mueve en dirección de producir un efecto simbólico de credibilidad en su representación ante un auditorio institucional, el cual determinará, en parte, sus pautas de comportamiento.

Los sujetos que necesitan ingresar a las organizaciones formales deben emplear ciertas competencias en el manejo de la impresión y la presentación personal. Los elementos que le permiten asimilarse satisfactoriamente dependen de un registro implícito, de baja reflexividad. La socialización previa y el nivel de experiencias cotidianas son recursos que le permiten a este tipo de personas darse cuenta de lo exigido por los entornos laborales, y que cuáles son  los signos de estigma. El grado de éxito detrás de esta intencionalidad está asociada a su reflexividad y a la distancia emocional y cognitiva que pueden establecer entre su identidad del yo y su identidad personal y laboral.

Ya que, la identidad social y personal son definiciones de los otros acerca de la persona, y la identidad del yo es la respuesta de esa persona a partir de su interpretación de  las constricciones que implican las definiciones de los otros, se concreta un ida y vuelta de perspectivas complejo e indeterminado, en el que según el grado de conflicto que se establezca entre la interacción de esas definiciones, será el resultado de este juego, el cual desembocará en el plano social en como se construirán las identidades, coherentes con el criterios sociales dominantes o en franca contradicción con estos.

En el contexto laboral los empleados que portan signos que establecen diferencias desacreditables (como tatuajes, cortes pelo o peircings) con los criterios de los empleadores, pueden ser considerados sospechosos de pertenecer a ciertas comunidades de sentido que pueden ser vistas, desde el punto de vista organizacional, inconvenientes. Estos signos de estigma son signos de sospecha en la percepción organizacional de que estas personas no coinciden con la imagen que se quiere dar o que son potencialmente obstaculizadoras de los objetivos de la organización.

Las personas con estilos de vida no convencionales –sospechosas de no ser adaptables a los criterios organizacionales- tienden a ocultar, o disimular por diversas estrategias, atributos y características que en los espacios laborales son desacreditables y que se desvían de los signos de la identidad esperada por estas organizaciones. La presentación de la persona en los espacios institucionales los convierte, así, en espacios potencialmente conflictivos, allí se producen tensiones en los empleados (que dependen materialmente de las organizaciones laborales con las no comparte criterios estéticos y morales), los cuales destinan gran parte de su tiempo y energía en llevar adelante prácticas simulatorias dentro de las organizaciones laborales, que poseen pautas, expectativas y regulaciones no coincidentes con las que ellos sostienen de forma personal.

A partir de esta situación se producen consecuencias de muy diversa índole, una de ellas tiene que ver con el sentido que se produce en las personas que no producen una adecuación, un proceso de conversión personal a las exigencias con respecto al trabajo y a las condiciones de su acceso; en ellos se daría una identidad laboral distanciada de su identidad del yo; la dinámica del mundo del trabajo aparece distante y amenazante de la dinámica de su mundo personal.

La desvalorización del significado del trabajo va enraizada con una aceptación de su carácter instrumental, el trabajo sería solo un medio para lograr el ingreso que permita la satisfacción de las necesidades cotidianas y el espacio donde las personas se tienen que acomodar de la mejor manera posible a las exigencias organizacionales. Se da en esta visión una mirada optimista que sostiene que con fortuna y esfuerzo se puede salir adelante, y otra visión cínica, que puede derivar en el abandono o rechazo al ingreso del trabajo formal.

Las entrevistas dieron cuenta de sujetos con trayectorias laborales precarizadas, que presentan en sus cosmovisiones dos variantes, unos que creen que la sociedad es meritocrática y otros que no. En el primer caso los individuos consideran que su experiencia de fragilidad laboral ha sido como consecuencia de la mala suerte o una falla personal en la búsqueda de entornos laborales no adecuados a sus capacidades.

La identidad laboral se mantiene fijada a las posibilidades de que en futuro cambie la fortuna. El mañana es visto con esperanzas. En cambio en los otros sujetos hay un cuestionamiento del nuevo contexto laboral, el cual estereotipa y obstaculiza con exigencias innecesarias. La crisis del empleo pone en cuestionamiento su identidad como trabajador y fragmenta la identidad social. El mañana es visto con incertidumbre

 

 

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